El ADN global de MINI: más británico que el té, más internacional que el Union Jack
Cuando Sir Alec Issigonis concibió el Mini original en la década de 1950, difícilmente podría haber imaginado que su creación se convertiría en un fenómeno global fabricado en cuatro continentes. Con raíces multiculturales —nacido en Turquía de padre greco-británico y madre bávara—, Issigonis diseñó un automóvil que trascendería fronteras no solo en ventas, sino también en producción. La historia del Mini y su sucesor, el MINI moderno, es un relato de ingenio británico con alcance internacional.
Desde sus inicios, el Mini clásico demostró ser demasiado bueno para quedarse solo en Inglaterra. Su combinación de tamaño compacto, eficiencia y manejo divertido conquistó mercados worldwide, lo que llevó a su fabricación en países como Australia, donde se produjo entre 1961 y 1981, incluyendo versiones como el Mini Moke. Sudáfrica también abrazó al pequeño icono, añadiendo variantes exclusivas como el Wolseley 1000 y manteniendo producción activa hasta 1983.
Europa también tuvo su cuota de participación. Italia no solo ensambló el Mini clásico, sino que desarrolló su propia evolución: el Innocenti Mini, con carrocería rediseñada localmente y producido hasta 1982. España, por su parte, fabricó versiones del Mini y el Mini Cooper a través de Authi, sumándose así a la ola de producción internacional.
El capítulo americano incluye hitos curiosos y significativos. Chile produjo Minis con carrocerías de fibra de vidrio entre 1964 y 1974, con un progresivo incremento en componentes locales. Brasil, ya en la era moderna, fabricó la primera generación del MINI Countryman en 2015, marcando el inicio de la producción de MINI en Sudamérica.
Hoy, la huella productiva de MINI es más global que nunca. Además de la planta insignia en Oxford, el MINI Countryman se produce en Leipzig —incluyendo versiones eléctricas y de combustión—, mientras que en China se manufacturan el MINI Cooper eléctrico y el MINI Aceman. Países como India, Malasia y Tailandia también han participado en el ensamblaje de modelos modernos.
La esencia del MINI —divertido, innovador y con un diseño inconfundible— se mantiene intacta a pesar de su dispersión geográfica. Es un automóvil que nació británico pero se hizo ciudadano del mundo, enriqueciéndose con contribuciones técnicas y culturales de cada rincón donde se ha producido. Sir Alec podría sentirse orgulloso: su pequeño gran invento sigue uniendo a conductores de todo el planeta, siempre con una sonrisa al volante.